Minería urbana el valor oculto de los residuos electrónicos

Minería urbana, el valor de los Raee

Compártelo

La acumulación creciente de residuos electrónicos convierte a la llamada minería urbana en una estrategia clave para recuperar materiales valiosos y avanzar hacia un modelo económico más sostenible.

La minería urbana se basa en la extracción de materias primas secundarias a partir de residuos generados en entornos urbanos, especialmente los provenientes de aparatos eléctricos y electrónicos. Cables, móviles antiguos, ordenadores, pequeños electrodomésticos y otros dispositivos tecnológicos son hoy una fuente real de metales preciosos y materiales estratégicos.

Según el informe Global E-waste Monitor 2024 de Naciones Unidas, en el mundo se generan más de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, y menos del 25% se recicla adecuadamente. Esta tendencia ha puesto en alerta a gobiernos, fabricantes y gestores de residuos, que ven en la minería urbana no solo una alternativa ecológica, sino también una vía estratégica para reducir la dependencia de materias primas importadas.

Un dato lo resume todo: una tonelada de teléfonos móviles puede contener hasta 100 veces más oro que una tonelada de mineral extraído en una mina convencional.

Cuando se gestiona correctamente un RAEE (residuo de aparato eléctrico o electrónico), es posible recuperar materiales como:

  • Metales preciosos: oro, plata, platino, paladio
  • Metales estratégicos: litio, cobalto, indio, tierras raras
  • Materiales reutilizables: cobre, aluminio, hierro o plásticos de calidad

Estos recursos son esenciales para sectores clave como la transición energética, la automoción eléctrica o la fabricación de tecnología avanzada. Su escasez y elevado coste refuerzan la necesidad de crear sistemas eficientes de reciclaje y valorización dentro de nuestras propias fronteras.

Más allá de los grandes centros de tratamiento, la minería urbana comienza en el hogar. Los cajones llenos de cables, móviles antiguos, cargadores rotos o pequeños electrodomésticos olvidados representan una reserva de valor que a menudo pasa desapercibida.

Sin embargo, si estos residuos acaban en la basura común o se almacenan sin uso, se pierde la posibilidad de recuperar materiales y se generan impactos ambientales innecesarios. Su correcta entrega en puntos limpios, recogidas municipales o comercios habilitados es el primer paso para activar el ciclo de recuperación.

El éxito de la minería urbana depende de la colaboración de toda la cadena: fabricantes, distribuidores, administraciones públicas y, sobre todo, la ciudadanía. Para que un residuo se convierta en recurso, hace falta una gestión adecuada, tecnología especializada y un marco normativo sólido. Pero también

Porque el futuro no está solo en lo que producimos, sino en lo que decidimos recuperar. Y muchas veces, ese futuro empieza en el cajón de casa.

Más noticias